El 3 de marzo se anunció el primer caso de COVID-19 en Chile. El día siguiente en la mañana en el Slack de la oficina se anunciaban un par de medidas que debíamos seguir por precaución, como por ejemplo no saludarnos ni de mano ni de beso en la mejilla. Fue raro, uno está acostumbrado a esas interacciones todos los días, pero será, es necesario.
El resto de la semana, sin ponernos de acuerdo, estuvimos casi todos trabajando desde la casa. Había ansiedad, nos lo estábamos tomando en serio. Ese viernes en nuestra reunión semanal lo conversamos y decidimos oficializarlo: estaríamos todos trabajando remoto hasta nuevo aviso.
Siempre hemos sido amigos del trabajo remoto, casi todos lo hacíamos al menos una vez a la semana y algunos compañeros van a la oficina solo un par de veces al año. Pero varios estamos acostumbrados a ir a la oficina bien seguido. Nos gusta vernos las caras, pelear con la cafetera, comer la comida de la Vicky (nuestra chef que nos cocina exquisito). El cambio no nos entusiasmaba mucho que digamos. Pero igual, concordamos en que era lo mejor, así que filo, démosle.
La pega
En la oficina tenemos una sala especial para reuniones o presentaciones. Ahí hay una tele con un aparatito de Google con una cámara para que sea llegar y presentar a los de la sala y a quién se conecte al meet. Para los que están ahí mismo es bien cómodo, aunque para los remotos de repente podía ser molesto cuando hablaba mucha gente junta con un solo micrófono en la sala. Ya no podíamos usar el aparatito, obviamente, así que cada uno de su compu desde la casa no más. No fue tanta diferencia igual, y apuesto que los que desde siempre han sido remotos están más que felices por el cambio.
Muchas reuniones de sprint con clientes ya se hacían por videollamada, pero a algunos tuvimos que convencerlos. La experiencia es un poco distinta, pero a menos que necesites “pizarrear”, todo bien.
El office y after-office
Aunque por el lado operativo no hemos tenido mucho problema, se nota un cambio anímico de repente. No poder salir mucho y el constante flujo de información sobre la situación a nivel mundial te tiran pa abajo igual.
Dado lo anterior y que no podemos ir a la oficina, tuvimos un par de actividades bien choras para hacer más amena la semana remota:
- Salió la idea de tener una Remoto Party™️. ¿Qué es eso? No sé. Una llamada pa conversar cada uno con su chela, jugar algún juego de mesa de alguna manera (?), que sé yo, la idea era hacer algo. Al final decidimos bajarnos todos un juego online.
Teníamos un canal de slack, #pl-games, medio botado la verdad. Lo revivimos y nos organizamos ahí para ver que juego íbamos a jugar: Worms. Nos conectamos por Discord y como éramos hartos al principio alguien que estuviera jugando streameaba, así todos veíamos y comentábamos la partida. Incluso armamos dos partidas simultáneas, fue bien entrete.
- Jaime, en su afán de que todos seamos tan fan de Zalo Reyes como él, preguntó si había alguna manera de tener una especie de radio en que cualquiera de nosotros pudiera ir encolando canciones y que todos estuviéramos escuchando lo mismo. La respuesta fue Discord + bots.
Así fue como salieron dos radios, una con música más de bus de paseo de curso/fogata y otra con música en inglés. Debo decir que mi playlist personal creció harto con este experimento.
Gran parte de las empresas techi tenemos la suerte de estar pintadas para el trabajo remoto. En estos tiempos difíciles es sumamente importante que aprovechemos esa oportunidad y aportemos de esta manera a disminuir las probabilidades de contagio. Siempre se puede hacer algo para hacer este cambio más llevadero 😄.
Si alguna empresa quiere implementar más trabajo remoto pero tiene dudas o necesita ayuda, felices de aportar por ese lado.
