No me malinterpreten. Cuando escribo esto no intento caer en el cliché de “Amiga eris seca hazlo público”. O quizás sí. La verdad es que quiero exponer algo que me ha estado dando vueltas en el último tiempo: para las mujeres en STEM, principalmente en el área techi, existe una tendencia a echarnos para abajo → vale decir, no aceptar y renegar nuestras propias capacidades.
El síndrome del impostor es algo que se da en mujeres, y es principalmente un problema de género, pues se explica en gran parte por cómo la sociedad inculca ciertos comportamientos o expectativas. Y muchas veces la sociedad se esmera en hacernos sentir que nuestra opinión no vale mucho o estamos equivocadas. Porque “no sabemos lo suficiente”. Pero ¿es realmente así?.
Es ampliamente sabido que el porcentaje de mujeres en roles técnicos es bajo. Un estudio realizado por Fundación Por una Carrera y Clio Dinámica Consultores determinó que las mujeres egresadas de carreras técnicas en Chile entre los años 2013–2017 era aproximadamente un 12% (frente al 88% de egresados hombres). No quiero ahondar en por qué hay tan pocas mujeres en STEM, si no que quiero ahondar en cómo hacer un mejor lugar para el pequeño 12% que decidió seguir una carrera en el área.
¿Si ya sabes programar no es eso un logro? ¿que hayas pasado muchos cursos en el área no es un logro?¿que tengas un título o que estés por sacarlo no es un logro?. Y no, no creo que sean situaciones atribuidas a la suerte. Pensamientos del tipo “ah, es que ese ramo lo pasé porque en la segunda prueba justo entró lo que había estudiado la hora antes, tuve mucha suerte”. STOP. Ese ramo lo pasaste por todo el contexto y trabajo que hay detrás también.
Volviendo a ese mismo tema, hay personas y personas: aquellos que les gusta dedicarse de lleno a lo que hacen y hacerlo perfecto (perfeccionistas) y otras más dispersas que prefieren dedicarse dependiendo de sus gustos o inquietudes en hartas cosas a la vez. Una alumna matea, que se preocupa de pasar bien sus ramos y que tiende a ser perfeccionista, ¿en qué minuto va a tener tiempo para aprender el último framework de moda de javascript?.
Muy probablemente esa alumna terminó el getting started de la documentación y no le dio el tiempo para seguir aprendiendo por los miles de quehaceres de la vida académica. Por eso si le preguntan “cachas X framework” te van a decir que no. Sin embargo, esa alumna pasó cursos teóricos mucho más difíciles. Continuar más allá del getting started es solo cosa de tiempo, porque la capacidad y background de conocimientos ya están ahí. Ya tienes los logros y tienes que partir validándote a ti misma para dar el siguiente paso.
Les recomiendo el libro *The Secret Thoughts of Successful Women: Why Capable People Suffer from the Impostor Syndrome and How to Thrive in Spite of It *— de Valerie Young. Para cualquier mujer en cualquier etapa de su carrera. Me gusta porque no es el típico libro bullshit de “¿cómo ser exitosa?” si no que es lo contrario: Ya eres exitosa, ahora date cuenta.
Hablemos un poco de emprendimiento
En 2014 solo existía un 3% de mujeres en cargos de CTO en EEUU, según un estudio de Forbes . Han pasado 6 años desde entonces y la situación no ha cambiado tanto, y bueno, no estamos en EEUU. En el paper del 2017 “*Funding challenges of Latin American women start-up founders in the technology industry” *se hizo un estudio con datos de StartUp Chile, donde se analiza que en general las mujeres emprendedoras prefieren no levantar capital en base a este tipo de inversión, y que esto podría ser una causa de la baja cantidad de postulaciones que existen (además de otros factores que se analizan también en ese artículo).
Un dato más reciente es que en Platanus Ventures, del total de postulaciones solo un 15% de founders o socias son mujeres. La diferencia aquí con este dato y los anteriores, es que ya no estamos enfocados solo al puesto de CTO, si no que podría ser cualquiera de los roles típicos de un socio **en un startup. El número de mujeres postulando a Platanus Ventures con el rol de CTO es contado con las manos (un porcentaje cercano al 2%). A pesar de ser cifras bajas, tengo fe de que estos números aumenten.
Lo cierto es que mientras más mujeres emprendedoras y en cargos gerenciales hayan, más posible es lograr una igualdad real, pues nos acercamos más a la equidad (según algunos estudios algo antiguos sobre el área). Sin embargo, no es algo fácil, porque el área del emprendimiento al menos en Chile sigue siendo marcadamente *masculina. *En el mundo de emprendedores chilenos aún está muy marcado el “business man” de traje y corbata. Hay estudios que sostienen que una cultura de emprendimiento más andrógeno permite más inclusión de la mujer (esto lo tratan más en detalle en este artículo “Entrepreneur‐mentality, gender and the study of women entrepreneurs”, se basa mucho en las comparaciones de lo “femenino” y “masculino”).
Ya hablamos del éxito, ahora hablemos del fracaso
Si sólo con leer la palabra fracaso te duele el estomago, no eres la única. Hasta hace no mucho, era una palabra que me llenaba de un terror terrible. Sin embargo ahora hago un simple proceso mental: ¿cuáles son mis expectativas sobre mí misma?. OK, y si no las cumplo ¿qué pasará?. Muy probablemente nada. No se quemará mi casa, no se abrirá un agujero en la tierra, no moriré de combustión espontánea. De hecho, del fracaso puedes aprender y crecer aún más.
El miedo a fracasar siempre es una piedra de tope que impide avanzar. Sin embargo, creo que el verdadero fracaso es quedarte con esa incertidumbre del “¿qué pudo pasar?”. Partiendo desde el nivel más básico: “quiero decir algo pero sé que no me escucharán”, pasando por el “quiero postular pero sé que no quedaré” o “quiero emprender pero sé que fracasaré”. Es cierto que hay que ser realistas. Por ejemplo, ¿si sabes que algo fracasará, es porque la idea es mala o es porque tu crees que no das la talla?. Si es solo lo segundo, entonces dale con todo. Es mejor descubrir tus límites y aprender de ellos para seguir creciendo. Así puedes descubrir qué es lo que te falta para dar la talla. Y en el mejor de los casos, y el más probable, es que das la talla y sea un éxito.
Para terminar este popurrí de ideas
Finalmente para terminar quería contar una anécdota. El año pasado me contactó una reclutadora de Google. Fue una gran sorpresa que llegaran a mí, siendo que yo no postulé a nada. Me sentí muy alabada por ello. Luego del primer correo acepté hablar y busqué un poco cuál era el proceso de selección. Encontré varios tests estándar, nada del otro mundo (similares a las pruebas de ramos de Estructuras de datos o de Bases de datos). Era muy abordable, como una prueba cualquiera de la universidad.
Entonces me pregunté: ¿es el logro de mi vida ir a trabajar a Google?. En mi retrospectiva también venía el pensamiento “No, no, me estoy diciendo esto porque me da miedo fracasar en la prueba. OBVIO que todo el mundo quiere entrar a Google. OBVIO que es el camino”. Mientras más leía el material de estudio, más segura estaba de que daba la talla. Y así mismo más segura estaba de que Google no es lo que yo quería. Y no estoy loca por no quererlo.
El día de hoy sueño con lograr algo mejor para mi comunidad local. Como una persona introvertida (se me nota mucho ¿no?), hablar en público, voluntariados y reuniones sociales son actividades muy agotadoras. Sin embargo, de a poco trato de ser parte de la comunidad de forma más pro-activa, con el fin de ser un aporte.
Creo que es importante la sororidad entre mujeres. Creo que es importante ir derribando estereotipos de género. Creo que el sexo de una persona no es algo que condiciona tu capacidad como ser humano. Y creo firmemente que al seguir en el área techi con estos ideales (que muchos me han dicho, muy “idealizados”) quizás algún día llegue a hacer un cambio.
No me siento ni remotamente cerca de ser una role-model para las siguientes generaciones. Pero sí me siento capaz de hablar y dar consejo cuando alguna compañera lo necesite. Y si eres tan introvertida como yo (como para hablar o pedir consejo), mi consejo final es que estés segura de ti misma. Por muy cliché que suene, ¡empodérate!. Descubre qué es lo que te falta y sigue aprendiendo. Nunca pares, que no será en vano.
Kuschel, K., Lepeley, M., Espinosa, F. and Gutiérrez, S. (2017), “Funding challenges of Latin American women start-up founders in the technology industry”, Cross Cultural & Strategic Management, Vol. 24 №2, pp. 310–331. https://doi.org/10.1108/CCSM-03-2016-0072
C. Brush et. al. Women entrepreneurs: Bridging the gender gap in venture capital. The Diana Project, 2014.
Miri Lerner, Candida Brush, Robert Hisrich, “Israeli women entrepreneurs: An examination of factors affecting performance”, Journal of Business Venturing, Volume 12, Issue 4, 1997, Pages 315–339, ISSN0883–9026, https://doi.org/10.1016/S0883-9026(96)00061-4
Bruni, A., Gherardi, S. and Poggio, B. (2004), “Entrepreneur‐mentality, gender and the study of women entrepreneurs”, Journal of Organizational Change Management, Vol. 17 №3, pp. 256–268.